Actualmente España ha dejado de recibir la visita de 120.000
ciudadanos británicos entre los meses de enero y junio en relación con el año
2018. Este hecho ha supuesto un considerable descenso en la venta de viviendas
a este tipo de inversores. Una situación que no es nueva, ya que en 2018
descendió igualmente un 18%. En el post de hoy de Acción Inmobiliaria
vamos a tratar el tema del Brexit y de cómo afecta a la economía de nuestro
país.
¿Es
posible la entrada de un Brexit duro?
La posibilidad de un Brexit duro se encuentra más latente que nunca. La decisión tomada por el primer ministro británico, Boris Johnson, de que permanezca inactivo el Parlamento durante cinco semanas ha provocado esta situación. Esta decisión tiene como objetivo eludir la posibilidad de que la oposición paralice una separación poco amistosa con la UE antes de que venza la prórroga establecida entre Bruselas y Londres, el próximo 31 de octubre.
Ante esta situación, no se han hecho esperar las voces que alertan de las consecuencias que puede ocasionar una separación poco ordenada. Una inestabilidad que ya ha calado en la economía del estado español, ya que se halla en una posición altamente vulnerable.
En primer lugar, España recibe del país británico el mayor
número de turistas. Este supone un 22% del total de ciudadanos extranjeros que
visitan la geografía española. Asimismo, Reino Unido es el principal exportador
del país y la nación que más cantidad de inversores ostenta en territorio
español. Una cantidad, que reflejada en euros alcanzaron los 80.415 millones en
el año 2017.
De este modo, la entrada de un Brexit duro supondría una alteración que ya se está notando en diferentes sectores. Esta situación ha provocado que España reciba un menor número de ciudadanos británicos, lo que supone un descenso en la venta de viviendas en determinadas zonas de la península. De igual forma, las inversiones y el comercio bilateral han sufrido un brusco frenazo.
El Banco de España ya se había pronunciado al respecto pronosticando en el mes de marzo de que un Brexit duro supondría un descenso de 0,8 puntos del PIB en los cinco años venideros. El gasto económico alcanzaría los 10.000 millones de euros aproximadamente. En caso de que tenga lugar una salida de manera amistosa, la caída del PIB se quedaría únicamente en 0,02 puntos.
La falta de claridad que envuelve a la fecha de salida y el
miedo a la repercusión de un Brexit duro ha frenado la demanda de viviendas y
empresas. Actualmente, esta incertidumbre y la crisis política interna;
acentuada por las decisiones del primer ministro, no ayudan a esclarecer el
tema.
Esta situación se extiende a España, donde tenemos un
ejecutivo en funciones, así como un congreso totalmente separado. Esta
situación ralentiza y limita el tiempo de maniobra que dispone el ejecutivo
para hacer frente al efecto del Brexit.
De este modo, sectores tan importantes como la industria
turística han sufrido un importante descenso. Este hecho, a su vez se ha visto
reflejado en un menor número de compradores potenciales de viviendas con
nacionalidad británica. En ese sentido, la venta de hogares a ciudadanos
británicos se encuentra paralizada, ya que no se ven con ánimos de comprar ni
lo consideran el mejor momento.
Asimismo, según la información obtenida del Colegio de
Regidores se estima que la venta de viviendas a ciudadanos británicos se ha
reducido en un 13.8% en relación con el total de ventas realizadas por
ciudadanos extranjeros.